El predio de D.
Aurelio Flores, constituye uno de los ejercicios de la arquitectura de transición muy
interesantes en cuanto a sus características arquitectónicas pero hemos de
reseñar que dicho predio en tiempos de la Colonia se ubicaban en terrenos
marginales junto a la vereda que conducía al camino tradicional de Socabaya en
el extremo opuesto de la ciudad, este escenario extremo del solar en los terrenos
de los “Ariquipas” (Ulloa) tal como se registra en los primeros años de la
colonia comprendían tierras laboriosas a la agricultura. Otro aspecto que
determino que este sector de la ciudad no se urbanizara fue su distancia al
ingreso de la ciudad, que se hacía por la Alameda Nueva desde el sector de
Tingo, los mismo que conducían a los caminos de arrieros con dirección a la
costa arequipeña, situación que no cambiaría hasta finales del s. XIX.
Es menester comenzar
la descripción de los primeros momentos de la ocupación reseñando que los pagos
ubicados al final de la calle del Hospital[1]
(1797) comprendían a las tierras irrigadas por el canal de la Acequia de San
Jerónimo que surcaba al Cuartel Inferior del Oriente desde la Pontezuela hasta
la actual Av. Dolores. La toponimia de esta calle lleva su nombre por el ya
desaparecido templo y convento de San Juan de Dios.
La trocha que
conducía al Camino de Socabaya junto al antiguo Molino Grande a mediados del s.
XIX cambio de nombre por el Callejón de Torrello[2]
(1840), hasta después de los acontecimientos de la “Guerra del Pacífico”, fecha
sobre la se van a desarrollar una serie de emprendimientos urbanísticos en el
proceso de la reconstrucción y la ilustración arequipeña. Comenzando la
historia urbana del sector en el último cuarto de s. XIX.
Esta nueva historia
de esta parte de la ciudad se originó con la construcción del colegio de
señoritas de “Los Sagrados Corazones” (1878) siguiendo las pautas de la
arquitectura neogótica llegada de la mano de la ilustración francesa, en la
imagen continua se observa sobre 1890 (aproximadamente) la fisonomía de la
calle de San Juan de Dios con el Colegio de los Sagrados Corazones y al fondo
el antiguo callejón Torrello aún sin intervenciones urbanísticas y con una
calzada empedrada.
La modernidad de
Arequipa comenzó después de los nefastos acontecimientos de la Guerra del
Pacífico con la construcción del tranvía y sus líneas, los nuevos equipamientos
y el adoquinado en reemplazo del empedrado tradicional, es así como en los
registros de las memorias de los Alcaldes sobre 1895[4]
se emprende el adoquinada de piedra en la quinta cuadra de la nueva calle San
Juan de Dios (la cual entendía las actuales quinta y sexta cuadra), y la
inauguración del antiguo Club Internacional de Tiro, fundado hacia el año de
1894, dándole una nueva aspecto a esta calleja.
En 1900 la ciudad pétrea
de Arequipa introdujo el pensamiento académico renacentista llegado de
corrientes estéticas italianas e inglesas, sellos distintivos que modelaron los
entornos de la ciudad y los primeros ensanches.
En este contexto el solar
de la familia Salas Flores se edificó sobre la primera década del s. XX, hecho
constatado en el registro de propiedad hacia 1912[5]
donde además de establecer los linderos se reseñaba la importancia del nuevo
barrio de la ciudad constituida por familias tradicionalistas y de un sentido
elevado de la estética vanguardista inglesa.
El nuevo edificio por
las referencias históricas comprometió dos patios y una huerta ahora
desaparecidos. En ese sentido nos permitiremos hacer la configuración original
de la casa la misma que poseía dos peristilos y no atrium como elementos de
estructuración como el modelo colonial aunque siempre vinculados mediante las
fauces, las cuales por sus dimensiones devinieron en la despectiva denominación
de “Chiflón” o draught, expresión inglesa muy común en las edificaciones de
menores proporciones por esa atípica proporción de mayor largo a ancho el cual
de seguro originaba un silbido al cual le atribuyen su particular designación,
la casa asimismo concluía en un hortus, típico elemento de la vida familiar
arequipeña, aunque también es probable que poseyera un jardín neo renacentista,
también muy común para su época.
En tanto la calle
tomaría una fisonomía más bella con la incorporación de estilos arquitectónicos
como el neoclásico tardío, el neo renacentista y el estilo de transición (entre
el neoclásico y neo renacentista), combinadas con estilos neogóticos y más tardíamente
la inclusión del naciente art nouveau bajo la forma del palacete de jardines
frontales o amplias huertas y jardines posteriores.
La casa Salas posee
una magnífica fachada de estilo de transición (neoclásico y neo-renacentista), las
dimensiones del solar se corresponden a la sexta generación del parcelado de la
ciudad de Arequipa. Los elementos que le dan esa condición híbrida son el uso
de pilastras y cornisa superior particularidad del estilo neoclásico y de otro
lado el almohadillado en sus pilastras, el uso del arco rebajado configurando
arquivoltas coronadas con claves a manera de repisas siguiendo las pautas del renacimiento,
las coronaciones sobre los vanos con ménsulas y saledizos de plataformas de
balcones dan pie a los segundos pisos, posibilidad que ostento dicho edificio y
del cual aún queda como evidencia concreta la puerta del lado izquierdo con
gradas al segundo piso.
Algunos sucesos
importantes que fueron determinando el valor ambiental de la calle se
suscitaron como consecuencia de las obras por los cuatrocientos años de la
fundación española de Arequipa (1940) se amplió el callejón que luego se
constituyó en la calle 28 de julio sobre los terrenos del Colegio de los Sagrados
Corazones dividendo la quinta cuadra en dos (actuales configuraciones). La presencia
del tranvía desde 1900 en dirección a su estación en el ámbito del Ferrocarril
era otro componente de excelencia y prestancia de este barrio.
Después de los
terremotos de 1958 y 1960[6]
la propiedad tomaría nuevos rumbos pasando manos de D. César Salas Flores a
Dña. Julia Bueno de Salas (1960), es muy probable que es esta época la casa
debido a la violencia de los sismos perdiera su segundo patio quedando en el
actual aspecto de un solo patio y segundo patio con construcciones que se superpusieron
sobre la base de las anteriores.
Las obras de
renovación urbana propiciadas en el gobierno del Arquitecto Fernando Belaunde
Terry en los sesenta del s. XX cambiaron la fisonomía del ambiente urbano
monumental otorgándole un carácter heterogéneo, sucesos que se vieron también
correlacionados con el cambio de propiedad de la casa que por muchos años fue
de la familia Salas y que en el año de 1978 paso a manos de D. Rogelio Gómez
Rodríguez y de su esposa Dña. Estele Medina Salazar de Gómez.
Después del sismo de
1979 hacia y a un año del mismo en 1980 la propiedad nuevamente fue enajenada
de sus actuales propietarios para pasar a posesión de D. Washington Vásquez
Canchis.
En los años que preceden
a la propiedad de D. Washington Vásquez Canchis, se dieron las mayores
modificaciones sobre la propiedad la misma que sufriría una serie de adaptaciones
formales y espaciales, de esta última configuración la estructuración de la
casa “Salas” quedo finalmente constituida por: un patio de estilo neo renacentista
original de la fábrica primitiva de proporciones cuadradas con vanos de arcos
rebajados hermoseados con arquivoltas y claves en forma de repisas, el segundo
patio descontextualizado por construcciones precarias de carácter altamente
ecléctica configuraron un segundo patio adornado en medo del mismo de una
hermosa palmera.
[1] Anónimo,
“Plano de Arequipa”, s. XVIII, Biblioteca de Londres.
[2] Anónimo,
“Plano de Arequipa”, s. XIX, Biblioteca Municipal de Arequipa
[4]
Municipalidad Provincial de Arequipa, “Memoria de 1895”, Biblioteca Municipal
de Arequipa, 1895, Arequipa – Perú.
[5] S.
Gutiérrez, Ficha Propiedad Inmueble, ficha 00093102, Arequipa – Perú.
[6] Ficha
Propiedad Inmueble, ficha 00093102, Arequipa – Perú.
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