ORATORIO DE 1578
En el año de 1573, hicieron su ingreso a Arequipa los
primeros Jesuitas, éstos provenían del Cuzco, donde tenían un importante
asentamiento, éste primer ingreso a la ciudad fue sólo de paso pero el pueblo
arequipeño, conocedor de la labor desplegada por la compañía de Jesús, pidieron
a los jesuitas quedarse, realizando una colecta pública que reunió la suma de
27,508 pesos pero la instalación jesuítica se cristalizó cuando les fue donados
unos terrenos en las proximidades a la plaza de armas.
A finales del Siglo XVI, un pequeño oratorio fue
levantado sobre los terrenos que habían pertenecido a Don Lucas Martinez
Vegazo, según Ruben Vargas Ugarte este hecho quedó registrado en el año de 1578
no teniéndose una fecha precisa del año de su construcción, pero calculándose
el hecho a mediados de ese mismo siglo. Este oratorio es pues, el primer
indicio que se tiene del inmueble que evolutivamente daría origen a lo que hoy
en día conocemos como la Iglesia de la Compañía de Jesús.
LA PRIMERA IGLESIA
DE 1610
Nos encontramos ahora
a comienzos del siglo XVII, donde gracias a la donación de un solar
vecino al oratorio existente, por parte del comerciante Diego Hernandez
Hidalgo, se construye la primera iglesia concluida en el año de 1610, pero por
lo reducido de sus proporciones, ésta tubo una muy corta duración pues 11 años
después se inició la erección de otra de mayores dimenciones culminada a
finales de siglo y de características similares a las que conocemos hoy en día.
En la construcción de las Iglesias intervenían una gran
cantidad de personas, entre maestros, alarifes y peones, y dado el período de
duración de una obra no siempre el que la comenzaba podía concluírla; se
presume que el maestro autor de la primera Iglesia fue Gaspar Baez, con la
colaboración de los alarifes Bartolomé Pérez, Juan Carreño, Alonso Bordón y
Juan García de Marmol.
LA IGLESIA DE 1621
A partir de la
construcción de esta Iglesia ya no podemos hablar de etapas tan marcadas como
las anteriormente descritas, pues de la evolución de ésta nace la que conocemos
hoy en día. Esta Iglesia fue realizada por el maestro cantero Simón de
Barrientos, del hermano Andrés Alonso y de Esteban de Valencia quien según el
Deán Echeverría cerró las bóvedas de la nave central .
Al comienzo, la planta de esta iglesia era en
forma de cruz latina, pues repetía el modelo de la gran mayoría de los templos
jesuítas construídos en el Perú drivados de la célebre Iglesia del Gesú en
Roma, por lo que podemos concluir que las naves laterales, de menor altura, son
de posterior data.
El crucero de esta
iglesia estaba cubierto por una cúpula de media naranja por la que se difundía
la luz al presbiterio y a los brazos del transepto, tal como podemos verlo hoy
en día.
LA IGLESIA EN LOS TERREMOTOS
Si bien la iglesia no
sufrió mayores alteraciones producidas por nuevos planteamientos, si lo hizo
por los terremotos que sufrió la ciudad, como los de 1582, 1687, 1868, 1958 y
1960, siendo sin embargo el sismo de 1979, que no alcanzó el grado de terremoto
al registrarse 5.6 grados en la escala de Ritcher, el que ha causado los
mayores daños y fallas que vemos hoy en día.
Es muy dificil poder
estimar cuales han sido las transformaciones que ha ocasionado cada uno de los
sismos ya que no se guardaba un registro documentado, pero sabemos por ejemplo
que en la restauración del sismo de 1960 se utilizó concreto para reforzar el
campanario que habia colapsado, y que presumiblemente se ha utilizado también
concreto para el reforzamiento de vigas y columnas que a simple vista son
inapreciables.
LA
PROBLEMÁTICA ARTÍSTICA
Como ya se ha
mencionado, los planos originales de este magnífico templo fueron
confeccionados por el maestro Gaspar Báez, siguiendo básicamente el esquema
general venido de Europa, tanto del modelo copiado de la iglesia de Gesú en
Roma, como de las técnicas constructivas utilizadas en la península, pero es
precisamente en esta iglesia donde se logra el mestizaje más armónico y logrado
entre las técnicas europeas y el arte indígena, expresado privilegiadamente en
la forma de tallar la piedra, tanto en los relieves y técnicas utilizadas como
en los motivos de su decoración, como puede verse principalmente en sus
magníficas fachadas.
Fachada Principal
Llamamos así a la
fachada que da frente a la calle General Morán. Está considerada entre las
mejores expresiones del estilo barroco mestizo hispanoamericano y consta de dos
pisos o cuerpos.
El piso inferior
posee tres calles entre dobles columnas, la calle central es continua en el
piso superior, también entre dobles columnas, y remata en un frontispicio
trilobulado. En la calle central del primer piso se encuentra la puerta
principal de madera de cedro y adornada con grandes clavos de la época. Sobre
la puerta, en el segundo piso, existe una hornacina que hace las veces de
ventana. Una concha avenerada y unas rosetas ornamentan la hornacina, bajo la
cual se proyecta una notable ménsula, que en otros tiempos sostenía una gran
cruz de piedra.*
Volviendo al piso
inferior podemos mencionar que el friso lleva un pámpano o sarmiento con
rosetas geométricas y unos medallones que contienen las letras SD, SF, SI y MN,
iniciales de las palabras latinas Sanctus Deus, Sanctus Fortis, Sanctus
Inmortales , Miserere Nobis ( Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten
misericordia de nosotros) . Los cuatro pares de columnas descansan sobre un
pedestal de piedra corrida y con tallados geométricos; cada columna está
decorada en su tercio inferior por molduras en zigzag , y culminan en capiteles
corintios con hojas de acanto. Las calles laterales están decoradas con
relieves de querubines y unos escudos con las palabras “ EL AÑO DE 1698”. Sobre
las dobles columnas exteriores de este primer piso, encima del entablamiento,
podemos ver unos trozos de frontones curvos y prominentes, y sobre ellos unos
bellos pináculos ligeramente desviados.
En el segundo piso se
repite el juego decorativo, en las dobles columnas y en el entablamiento que éstas sostienen; con la diferencia de las
molduras en las columnas, que son en espiral. En el friso se hallan esculpidos
los anagramas de María y José, a los costados, y de Jesús al centro. A ambos
lados de la hornacina destacan sendas águilas bicéfalas, insignia de los
Habsburgos bajo cuyo reinado se edificó la iglesia.
La profusa decoración
de la fachada es sorprendente, pues todos los espacios han sido rellenados por
diversos temas decorativos en bajo relieve, formando un frondoso tapiz que se
desborda por los lados en bello contraste con el fondo liso del muro que le
sirve de pantalla . se debe destacar la habilidad para entrelazar armónicamente
elementos decorativos peninsulares, como las lacerías, mudéjares o motivos
churriguerescos como racimos de uvas, rosetas o granadas, ángeles y querubines,
veneras compostelanas y mascarones renacentistas, con elementos incaicos y
preincaicos como ese curioso gato-tigre con cuerpo de miriápodo, propio de la
mitología altiplánica; no faltando representación de la flora local, como
choclos y cantutas.
Fachada Lateral.
Esta portada fue
diseñada y construída por el maestro cantero Simón de Barrientos en 1654. Está
considerada como una de las más antiguas muestras de arte mestizo arequipeño,
pues señala puntos de partida para el complicado tapiz de la fachada principal.
En su originalidad presenta reminisencias de estilos anteriores, de principios
de siglo.
Un frontón muy
abierto y elevado sobre el arco de medio punto de la puerta, alberga bajo una
gran concha devenera ( símbolo del santuario de Santiago de Compostela), el bajo
relieve del apostol Santiago, a quien el templo está dedicado. El apostol
aparece en actitud guerrera, montado a caballo y con el sable en alto,
decapitando moros, los clásicos enemigos de la fe. Las cabezas de los vencidos
juntamente con el emblema de la media luna, se ven pisoteados por las patas del
caballo. Las crines del animal se desenvuelven de manera original en grandes
espirales. En la parte inferior del frontón hay una ménsula labrada sostenida
por dos sirenas con alas de ángel. Las columnas con capiteles corintios, están
decoradas en su parte inferior con molduras en zigzag, motivo que se repite en
las columnas del primer piso de la fachada principal . Sobre los capiteles hay
unos frisos con relieves que presentan al León de San Marcos y al Toro de San
Lucas.
Sobre las cornisas
del entablamiento, sendos pináculos producen un equilibrio armónico. En los
Intercolumnios podemos ver una pequeña repisa al pie de unos escudos con el
monograma de Jesús (JHS) y un sencillo tema decorativo.
Son también de
mencionar los casetones que adornan las jambas y el arco de la puerta,
elementos decorativos más frecuentes a comienzos de siglo XVII que en la época
en que se edificó la iglesia, cuando ya el barroco había sentado sus reales en
el estilo arquitectónico.
Interiores.
La distribución
interna de la iglesia corresponde a la planta basílica jesuítica, con una nave
principal al centro y dos menores a los lados, cúpula de media naranja en el
crucero, bóvedas de cañon, santuario, sacristía y coro alto. Una serie de
semicolumnas jónicas adosadas a gruesas pilastras separan los arcos y sostienen
un solo entablamiento, con arquitrabe, frisos y cornisas, sobre las cornisas,
contrastando con la blancura del sillar de los muros y de las bóvedas, una roja
balaustrada circula por todo el contorno interior del templo. Antiguamente
todos las superficies interiores estaban recubiertas de policromías , como
todavía puede admirarse en la sacristía antigua, o capilla de San Ignacio,
ahora luce el sillar a cara vista.
Capilla de San Ignacio
La antigua sacristía
de la iglesia, hoy conocida como capilla de san Ignacio, es una hermosa muestra
de arte decorativo colonial arequipeño, sólo comparable con las capillas
interiores del monasterio de Santa Teresa. Impresiona el extraordinario
colorido de sus paredes y cúpula, cuya viveza e intensidad se mantienen a
través de los siglos, con apenas ligeros retoques. El frondoso decorado,
reproduce un ambiente tropical, con extensas enredaderas de flores exóticas que alternan con frutos y pájaros
legendarios de vívidos colores. Es indudable que la constante relación de los
jesuitas de Arequipa con las misiones de las selvas tropicales fue el factor
determinante para esta clase de ornamentación.
La cúpula de esta
media naranja, con un tragaluz en la cúspide. Sobre la cornisa en la que se
sustenta se pueden ver ocho imágenes de santos que guardan en su interior sus
propias reliquias. En las cuatro pechinas de los ángulos figuran los
evangelistas con sus símbolos respectivos: Juan con el águila, Lucas con el
toro, Marcos con el León y Mateo con el hombre. El aguamanil es de gran
belleza, está hecho de piedra de huamanga no transparente y de una sola pieza y
presenta en forma destacada el monograma IHS. Unas columnas con figuras de
piernas y rostros humanos flanquean el
aguamanil. Frente a la entrada destaca un gran lienzo de Bitti, que representa
la “ Visión de la Storta”, célebre episodio de la vida de san Ignacio que
decidió el rumbo de su “ Compañía”. Hay también otras telas que adornan la capilla.
Por último mencionemos tres , alacenas con bellas puertas de madera tallada y
policromada, muy bien conservada a pesar de tener más de 300 años.
Retablos, Tallas y lienzos
El retablo del altar
mayor, es una magnífica composición del más puro estilo barroco churrigueresco
. es obra del maestro tallador Juan de Salas, quien utilizó para su obra 447
piezas de cedro y roble, 21 alisos y algunos palos de sauce y lloque. Sobre el
tallado en madera hay una cobertura generosa de pan de oro, que a los rayos del
sol emite destellos. El sagrario de pura plata repujada, es obra del maestro
cusqueño Pedro Gutierrez. En el centro del retablo hay un óleo de Bernardo
Bitti S.J. , máximo exponente de la pintura colonial en Arequipa que presenta a
la virgen de la candelaria. A los lados, en sendas hornacinas, están las
imágenes en madera policromada, de San Ignacio de Loyola, en el lado derecho, y
de San Francisco de Borja, a la izquierda. En el segundo piso, a la derecha se
halla San Juan Berchmans, y en el lado izquierdo San estanislao de Kostka,
ambos jóvenes estudiantes jesuitas que murieron en la flor de su juventud. Más
arriba, san Joaquín y Santa Ana , padres de la virgen María; al centro, una
imagen moderna del corazón de Jesús, sobre ella el padre eterno, flanqueado por
San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Es interesante
considerar que a ambos lados del retablo principal en el mismo presbiterio, hay
unos relieves en el sillar del muro, sobre unas arcaicas alacenas de madera.
Estos tallados representan a Colón llevando las columnas de Hércules ; debajo
de él, los rostros de los Incas (Lado Derecho) y de los jesuítas, posiblemente
fundadores de la iglesia (Izquierda).
En la Nave derecha
Hay otro hermoso retablo, también tallado en madera sobredorada. Se le llama “
El retablo de los fundadores” pues en el hay imágenes de varios santos
fundadores de órdenes dominicos y franciscanos, respectivamente. Sobre la
imagen de Santiago está San Agustín de Hipona , cuya regla siguen los
agustinos; a sus lados, san Juan de Dios, fundador de los juandeidianos, y San
Pedro Nolasco, de los mercedarios. Finalmente en el piso superior, flanqueando
la imagen de Cristo, San Antonio Abad (der.), fundador del movimiento monástico
cristiano, y San Pacomio (Izq.), creador de la vida religiosa cenobítica, en el
siglo IV.
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