EL CEMENTERIO DE LA
TERCERA ORDEN FRANCISCANA
Otro
de los espacios notables y enigmáticos que para muchos pasa desapercibido es el
campo santo de la Tercera Orden; y es que bajo los pies de miles turistas y
propios que transitan este ambiente urbano monumental, actualmente conocido
como el parque San Francisco no intuyen su misteriosa historia, uno de los
registros que dan fe de su peculiar uso data de 1837, encerrado entre las
líneas de los libros de diario se deja constancia de la refacción y
construcción del muro del cementerio de la Tercera Orden, encomienda dada al
maestro Valenzuela quien además debería de reparar las gradas del presbiterio[1].
Este cementerio de la ciudad quizá fue el último en salir del ámbito urbano, hacia
1885 se consigna la necesidad de retirar el cementerio a pedido de los vecinos
de esta ciudad por dar mal aspecto y las lamentables escenas que propician los
perros al extraer los huesos de los difuntos de las tumbas por ese motivo el alcalde
de la época D. Enrique de Romaña[2]
decidió cerrar dicho campo santo y se le ocurrió llevar el mercado, el mismo
que no tendría éxito ahora por fresca imagen del uso anterior. Ocasión para
adecuar el Parque 28 de Febrero nombre que llevaría hasta los años 60 del s. XX
cuando a raíz de otro terremoto fue cambiado por el Parque de San Francisco,
obras que estuvieron a cargo del Arquitecto Luis Felipe Calle. En la actualidad
lleva el mismo nombre pero es para muchos desconocidos su origen santo
vinculado a la Tercera Orden Franciscana.